Santos Vega
Autores: Rafael Obligado, Eduardo Gutiérrez
Estudio preliminar: Héctor E. Recalde
Propuesta didáctica: Fernando Andino
Páginas: 300
ISBN: 978-987-1309-93-1
Colección: Claves de la Literatura Argentina
El caso de Santos Vega es muy interesante: se trató de un gaucho que se convirtió en leyenda popular y su nombre circuló entre los paisanos difundido en los relatos de fogón. Luego pasó sucesivamente a la poesía culta, el folletín y el circo criollo, donde alcanzó su mayor notoriedad, compartiendo el interés de los espectadores con otros 'gauchos malos', pues en eso lo convirtió Eduardo Gutiérrez, el autor de Juan Moreira, Juan Cuello, Hormiga Negra y otros bandidos de su laya. Contemporáneamente, Rafael Obligadodio otra versión de esa tradición: en pulidosversos presentó al payador vencido por el progreso, que condenaba a los gauchos a la desaparición.
Ya a comienzos del siglo pasado, Santos Vega continuó su recorrida y ocupó los escenarios teatrales, pantallas del cine mudo, los receptores de radio y, más próximos a nosotros, las páginas de revistas populares en las que apareció convertido en héroe de historieta.
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Santos Vega
Autores: Rafael Obligado, Eduardo Gutiérrez
Estudio preliminar: Héctor E. Recalde
Propuesta didáctica: Fernando Andino
Páginas: 300
ISBN: 978-987-1309-93-1
Colección: Claves de la Literatura Argentina
El caso de Santos Vega es muy interesante: se trató de un gaucho que se convirtió en leyenda popular y su nombre circuló entre los paisanos difundido en los relatos de fogón. Luego pasó sucesivamente a la poesía culta, el folletín y el circo criollo, donde alcanzó su mayor notoriedad, compartiendo el interés de los espectadores con otros 'gauchos malos', pues en eso lo convirtió Eduardo Gutiérrez, el autor de Juan Moreira, Juan Cuello, Hormiga Negra y otros bandidos de su laya. Contemporáneamente, Rafael Obligadodio otra versión de esa tradición: en pulidosversos presentó al payador vencido por el progreso, que condenaba a los gauchos a la desaparición.
Ya a comienzos del siglo pasado, Santos Vega continuó su recorrida y ocupó los escenarios teatrales, pantallas del cine mudo, los receptores de radio y, más próximos a nosotros, las páginas de revistas populares en las que apareció convertido en héroe de historieta.